El camarón de barro es un crustáceo de agua dulce excavador de galerías que en realidad consta de 6 especies identificadas en el país más una especie que habita libremente en ríos, pertenecientes a la familia Parastacidae.
Estos camarones habitan en vegas y humedales en madrigueras que pueden alcanzar una profundidad notable y que excavan ellos mismos. Se ha visto que no son territoriales y pueden tolerar la presencia de otros individuos dentro de sus madrigueras.
La especie más extendida (Parastacus pugnax) es habitualmente extraída de sus madrigueras para consumo humano durante la época invernal, época en la que el nivel del agua en los suelos se eleva y estos se encuentran en la porción superior de sus madrigueras, haciendo más fácil su extracción. En esta época pueden explorar nuevos hábitats y alimentarse de vegetación y otros invertebrados.
Durante el verano, los camarones se retraen a lo profundo de sus madrigueras siguiendo la bajada del nivel freático, no sin antes haber hecho mantención a sus galerías y haber creado con el barro extraído chimeneas en cada entrada, las cuales tapan para disminuir la desecación.
Estas especies no se encuentran protegidas actualmente, pero dado a que en ciertos sectores son un recurso altamente extraído y a que su hábitat, los humedales, han disminuido su superficie gracias a la agricultura y expansión urbana, se considera que su conservación podría correr riesgos. Esto sumado a que son epecies de baja movilidad con bajas tasas de reproducción.
Hace tiempo propuse al camarón de barro como animal espiritual de la comunidad así que aquí dejo mi propuesta, un tímido camaroncito que salió a saludar.
Uuuuh cuático